Un poema en prosa de Rafael José- Díaz
Esperaba tu mano para llevarla a mi boca. Sólo llegó, al final de la noche, un breve resplandor: llama blanca, delgada, que ardía entre las jambas a la altura precisa de una mano suspendida. Única ofrenda nocturna, tan breve que no pude fijarla, que no pudo mi boca enredarse entre los dedos de esa llama carnal
1 comentario:
Gracias, estimado amigo, por publicar este texto mío en tu estupendo blog. Un fuerte abrazo. Rafael.
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