Un poema de Manuel Francisco Reina
Porque tengo en mis dedos aroma de tu sexo
y por mi piel las marcas de quien ha sido ungido
por la boca erudita u la manos muy sanas
de quien se entrega al deseo sin mancha y sin culpa.
Por eso me siento pleno y bendito;
cumplido en la tierra como la rosa
que otorga sus pétalos y su vida,
y con su entrega consigue ser purificado,
dándole el sentido hasta la muerte.
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