10.4.12

PRESENCIA




Un poema de Juan Bernier

El muchacho era tan bello, que no era de este mundo,
era de otro mundo él solo, de flor y un manojo de venas.
Lo mirabas y era aparte, lejos de ti, como un bello animal suelto,
en un universo verde de agua y de praderas.
Ponías la mirada en él y lo encontrabas vivo, igual que tú,
pero pensabas que era una flora, una gacela, un junco, un lirio.
Querías amarlos, y resbalaba la mirada en la flor de la carne,
y como miras a lo que tiene alma y venas y sentidos,
el muchacho pasaba ante sus ojos de entrega,
sin verte, sin mirarte, dando muerte a tu mundo,
con su presencia plena,
para lo que no existías…

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