17.1.12

EN EL COCHE



Fragmento extraído de la novela
Generation of love de Matteo Bianchi



He permitido que un desconocido me lleve lugares completamente aislados. Podría ser un maníaco o un asesino, detener el coche y descuartizarme. Nadie sabía que esta noche tenía cita con él, así que no me encontrarían. La verdad es que no tengo nada de miedo. Estoy harto de hombres que por su aspecto parecen presidentes y luego entre los matorrales se comportan como putas. A estas alturas he entendido que, cuando una persona te cuenta toda su vida por la simple necesidad de parecer sincera, o te propone una cita sin obligarte a aceptarla vale la pena. Hemos llegado a la nada. A un camino de tierra que va a parar a un campo arado, en medio de la más padana de las llanuras. Alessandro se vuelve hacia mí y me mira, deteniendo el motor. Un instante de calma y luego nuestras bocas se funden en un beso. Su lengua se abre camino por mis labios entreabiertos. Con movimientos sincronizados, mi respaldo queda abatido y su cuerpo sobre el mío. Después todo es más rápido y frenético. Las deportivas por un lado, la sudadera de Alesssandro hecha un ovillo por otro, mi camisa por fuera de los pantalones, vaqueros bajados hasta las rodillas, manos por todas partes. Alessandro me hace el amor con suavidad pero también de forma atrevida. es tan delicado en los movimimientos como audaz en las posicione. Me resultan divertidas las silenciosas acrobacias que llevamos a acabo en el espacio minúsculo de su automóvil. Me encanta descubrir zonas de su cuerpo hasta las que no me esperaba llegar en ese primer encuentro. Nuestro amor es silencioso e indagador. Cuando me corro tengo la impresión de que debo aprovechar este momento al máximo, pues es raro llegar a un entendimiento sexual como éste en las aventuras esporádicas. En el viaje de vuelta, la atmósfera entre nosotros ha cambiado. Estamos relajado y alegres, conscientes de esa increíble complicidad que sólo el sexo puede crear en tan poco tiempo.


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