Un poema de Marco Antonio CoronelAyer pensé haber perdido toda la doctrina,
haber extenuado toda forma de amor
y agotado todo recoveco de belleza.
Ayer alargué el faro de la demencia:
sin piedad, me entregué a quien había huido:
te amaba,
y no me importó diluir mis besos
en los círculos concéntricos de la vileza.
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