14.3.11

LA ANUNCIACION



Un soneto de Leopoldo Alas


El timbre suena, llega un mensajero
y deposita a tus pies una ofrenda.
imágenes de sórdidas trastiendas,
penumbras donde se aman los solteros.

Se niegan citas y jamás se besan
porque la única ley para ellos,
tan insaciables en pos de destellos
que inyectan algo de la luz en vena

es la obediencia ciega de la espesura
que cobran en la sombra los abrazos,
rendirse a los placeres con premura,

sin celos, sin promesas, sin flechazos.
Cimbrea el nuncio al aire su cintura.

No hay comentarios: