Un poema de Dionisio Cañas
En el rigor del sol escribo la ternura
de la sombra arrojada por los árboles
sobre tu cuerpo desnudo en posición de espera
hablándome de las horas que pasamos juntos
Precipitada una lluvia desnuda la ciudad
sólo queda el silbido de un pájaro ahogado
el ardor de mi carne donde pusiste la tuya
vacío todo el hueco que ocupó el deseo.
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