Tú sabes que eres mi señor y sabes
que me aproximo más para gozare,
y sabes que sé que sabes quién soy:
¿ a qué pues mas retardo en saludarte?
Si verdad es la esperanza que me das,
y verdad mi gran deseo concedido,
el muro rómpase alzado entre los dos,
que son más fuertes los daños ocultos.
Si sólo amo de tu, mi señor querido,
lo que de ti más amas, no te enojes,
si un espíritu del otros e enamora.
Lo que busco en tu bella faz aprendo y busco,
mal lo comprende el ingenio humano:
Quien saberlo quiera, ha de morir entonces.
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