Un poema de J. Ricart
La tertulia se alargó demasiado,
hablar de Kavafis da para mucho;
también de cine, arte y cómo no de hombres.
Ya se sabe, a las tantas, cansados,
y algún que otro porro entre copa y copa.
El silencio nos cantó alguna nana,
caímos en el sofá más que exhaustos.
Sólo se quedó a dormir esa noche,
sólo amigos, no piense mal la gente.
Aunque después de todo está borracho,
una oportunidad así, cualquiera,
que la noche es larga y la carne débil.
Tus manos merodean como moscas.
¡Vamos a qué esperas! Firma una caricia,
vampiriza su cuello, hazlo eterno…
De eso nada: PROHIBIDO TOCAR GÉNERO.
pensará que soy un degenerado
¡Peor aún! Un corruptor de menores.
La luz va penetrando en la persiana.
lo miras de este a oeste y viceversa,
eso sí un poco triste y resignado.
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