26.4.10

MI PRIMERA VEZ



Fragmento extraído de la novela
El ejército de salvación de Abdalá Taia

En la playa, Mustafá ha vuelto a encontrarse con sus amigos y ha jugado con ellos al fútbol durante toda la tarde. Me han invitado a unirme con ellos. Por miedo a quedar en ridículo y a que una vez me trataran como a una chiquilla, he rechazado su proposición y me he quedado solo, ofreciendo al sol mi cuerpo ya moreno. Se me ha cercado un hombre de cierta edad (¿treinta y cinco años? ¿Cuarenta?) Me ha tocado el hombro con delicadeza y me ha dicho en francés: “No hay que fiarse del sol. Es peligroso. ¿No tienes crema protectora? Sin darme cuera a contestar, me ha ofrecido la suya. Me la he puesto por todo el cuerpo y se la he devuelto al tiempo que le daba las gracias. Enseguida ha vuelto a la carga. “La espalda. Has olvidado dártela en la espalda. Date la vuelta, que te ayude… A la espalda… es difícil llegar…. He hecho lo que me ha dicho. Él ha puesto su mano izquierda en mi hombro y ha comenzado a extender la crema solar por mi espada con la mano derecha. No ha durado mucho tiempo, apenas un minuto. ¿Cómo te llamas? / Abdelá / Yo soy Salim. / ¿Eres marroquí? / Sí / Entonces por qué me hablas en francés. / Porque vivo en París. No conozco el árabe. / ¿Qué haces en Tánger tú solo? / De vacaciones. Estoy con mi hermano pequeño que está jugando al fútbol ahí al lado, y mi hermano mayor, que se ha ido a Tetuán a pasar el día./ Entonces, ¿estás solo? / Sí podría decirse que sí. / ¿Quieres que vayamos a alguna parte? / ¿Adónde? / Al cine, por ejemplo. Hay uno a la entrada de la medina…( …) Hoy me he despertado. Después de ayer me siento mal, mal, rematadamente mal. Soy un traidor. He traicionado a Abdelkebir. En el cine, con Salim Y lo peor es que me ha gustado estar rodeado por los fuertes brazos de aquel hombre de cuarenta años que olía bien y me hablaba en francés al oído mientras intentaba abrirse camino hacia mi sexo y mis nalgas. Me he entregado a él. No me ha hecho daño. Sí, me ha gustado. ¡Dios mío!

3 comentarios:

Justo dijo...

Esta novela me emociona profundamente... ya desde el comienzo, cuando describe el amor por su hermano. Abdellah Taïa es un escritor delicado, pero magistral en sus trazos.

Anastàsia dijo...

Ayyyyyyyyy! estas cremas solares...Y si encima te las untan en francés....

Edu dijo...

Las manos de hombre tienen un acento irresistible.