2.11.09

UN EPIGRAMA DE RIANO


Los muchachos: un laberinto sin salida. A cualquier lado
que mires, te atraparán como en liga de cazador.
Por aquí seduce Teodoro, el opulento vigor
de su carne, la intacta flor de sus miembros-
Allí es el rostro dorado de Filocles,
que aunque no muy alto, está lleno de gracia celeste.
Y si te vuelves a mirar a Leptines, quedarás
inmóvil, incapaz de moverte, cual si te atrapase
tus piernas un imán poderoso; tal brillan los ojos
del muchacho y él todo de pies a cabeza.
¡salud, hermosos muchachos! Que lleguéis a la edad
adulta y que un día tengáis la cabellera blanca.

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