Fragmento extraído de la novela
Una prudente distancia de Lluís Fernández
Bastante tengo yo con deshacerme de Nenah, un rumano que ligué en Madrid, reciñén emigrado de Bistria, en Transilvania, y que me tiene hasta el pirri, oye de verdad. Al amanecer me saca de quicio con sus ronquidos y su agrio olor a macho cabrío. Por las tardes, después de mangonearme y birlarme el bolso la poca pasta que ahora me saca, pienso que lo mejor sería pasárselo a una enemiga – he pensado en Melena Rubestien,- y que sufra lo que yo estoy sufriendo. Pero por las noches, ¡ay! señor, después de ponerme perdida de esperma, me siento mucho más condescendiente y le tolero lo intolerable. en esas horas lentas, deslomada y vencida en sus fuertes brazos, lívida por los chupetones virulos y exprimida hasta la última gota de placer, ni el conde Drácula me el resto que me deje de sangre y de dolor. No sé si te han dicho, pero ya puedes suponer cómo la tienen estos mozallones de los Cárpatos; gorda de infarto, monstruosa, acelerada en sus mismos bordes obscenos, y lo más relevante. Su potencia espérmica es digna de figurar en el Guiness de los récords. Cuando se corre, es algo desquiciante. Comienza escupiendo dos chisguetes densos y bien colmados de leche pasteurizada. Se contiene, yo le aprieto con las dos manos, inconmensurable, y se la descapullo con fuerza para que vomite a continuación chorros incansables. Uno, dos tres, cuatro y cinco mal contados, como un aspersor borracho. Y cómo será el flujo, que lo noto entre mis manos, subir a lo largo de su miembro enrojecido. En ese instante, vuelve a detenerse. Le apretujo los huevos, recubiertos de u vello ensortijado, rubio y espinoso, huevos tan gordos que no me caben entre las dos manos y, te lo juro, espoleado por mis caricias, libre de mi atenazamiento, la tranca se le revuelve y acaba por morirse tras un chorritón largo, lento y sostenido que le llega hasta al mismísimo cuello. Cuando lo pienso se me pone la cara de viciosa y abro la boca en un ¡oh! hecho a sus rotundas, casi imposibles, medidas. Como le oí decir el otro día a la burra de Rappel, yo también soy muy cinéfala y cómo. ¡Menuda película!
2 comentarios:
jajaja tremendo blog me fui a encontrar, pues padrisimas, cortas y bien digeribles estas historias, muy cachondas y es que sabes a mi no se que me paso que de mas chico facil creaba fantasias y ahora me cuesta siquiera entrar en calor sin tener un estimulo visual :s ok suficiente je
Muchas gracias por seguirnos y esperemos fidelizar tus visitas. Un saludo de nuevo.
Akenaton
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