25.11.09

LOS PRODIGIOS DEL RUMANITO



Fragmento extraído de la novela
Una prudente distancia de Lluís Fernández


Bastante tengo yo con deshacerme de Nenah, un rumano que ligué en Madrid, reciñén emigrado de Bistria, en Transilvania, y que me tiene hasta el pirri, oye de verdad. Al amanecer me saca de quicio con sus ronquidos y su agrio olor a macho cabrío. Por las tardes, después de mangonearme y birlarme el bolso la poca pasta que ahora me saca, pienso que lo mejor sería pasárselo a una enemiga – he pensado en Melena Rubestien,- y que sufra lo que yo estoy sufriendo. Pero por las noches, ¡ay! señor, después de ponerme perdida de esperma, me siento mucho más condescendiente y le tolero lo intolerable. en esas horas lentas, deslomada y vencida en sus fuertes brazos, lívida por los chupetones virulos y exprimida hasta la última gota de placer, ni el conde Drácula me el resto que me deje de sangre y de dolor. No sé si te han dicho, pero ya puedes suponer cómo la tienen estos mozallones de los Cárpatos; gorda de infarto, monstruosa, acelerada en sus mismos bordes obscenos, y lo más relevante. Su potencia espérmica es digna de figurar en el Guiness de los récords. Cuando se corre, es algo desquiciante. Comienza escupiendo dos chisguetes densos y bien colmados de leche pasteurizada. Se contiene, yo le aprieto con las dos manos, inconmensurable, y se la descapullo con fuerza para que vomite a continuación chorros incansables. Uno, dos tres, cuatro y cinco mal contados, como un aspersor borracho. Y cómo será el flujo, que lo noto entre mis manos, subir a lo largo de su miembro enrojecido. En ese instante, vuelve a detenerse. Le apretujo los huevos, recubiertos de u vello ensortijado, rubio y espinoso, huevos tan gordos que no me caben entre las dos manos y, te lo juro, espoleado por mis caricias, libre de mi atenazamiento, la tranca se le revuelve y acaba por morirse tras un chorritón largo, lento y sostenido que le llega hasta al mismísimo cuello. Cuando lo pienso se me pone la cara de viciosa y abro la boca en un ¡oh! hecho a sus rotundas, casi imposibles, medidas. Como le oí decir el otro día a la burra de Rappel, yo también soy muy cinéfala y cómo. ¡Menuda película!

2 comentarios:

Unknown dijo...

jajaja tremendo blog me fui a encontrar, pues padrisimas, cortas y bien digeribles estas historias, muy cachondas y es que sabes a mi no se que me paso que de mas chico facil creaba fantasias y ahora me cuesta siquiera entrar en calor sin tener un estimulo visual :s ok suficiente je

Akenaton dijo...

Muchas gracias por seguirnos y esperemos fidelizar tus visitas. Un saludo de nuevo.

Akenaton