Fragmento de un poema
de Nelson Simon
De las tapicerías sale un vaho tibio y hogareño,
los olores se mezclan con los recuerdos:
un beso furtivo, un alado perfil,
caoba recién lijada y ambarino
barnizdando brillo a mi deslucida alma.
Paso sin advertir que nadie advierte mi presencia.
Me acostumbro a no existir dividido en dos
por el océano y sin saber en qué orilla
quedarán al final mis despojos.
Partir será aceptar que pasten por mi cuerpo
míseros corderos de silencio. Quedarme
será plegar la cera de mis alas, mutilar mis pulmones
en el otoño de los altos chopos.
Tampoco hoy lloverá . No vendrá una vecina
para pedir su poquito de provisoria sal.
No tocará a mi puerta un sorpresivo amante.
No gritará un amigo, con caluroso escándalo
mi nombre desde la otra acera.
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