Un poema de J. Ricart
Hoy estrenaré una vieja sonrisa,
mi cuerpo gotea como una antorcha.
atrás quedan rastrojos del otoño:
- el olvido fue impuntual en sus citas-
Abro un nuevo poema por el este
y guardo las máscaras para el frío.
Aquí mi cadáver, y aquí mis versos;
la coartada: escribo, luego existes.
Los labios vacilan en ese borde
a más de veinte colillas a la hora.
Toma mi voz más fuerte que mi mano,
empezaremos abeceando besos.
Sobórname con tu boca: Convénceme
que vale la pena morir de nuevo.
No temas, sé tú en el aire, sin más
principio que tu propia transparencia.
Hoy estrenaré una vieja sonrisa,
mi cuerpo gotea como una antorcha.
atrás quedan rastrojos del otoño:
- el olvido fue impuntual en sus citas-
Abro un nuevo poema por el este
y guardo las máscaras para el frío.
Aquí mi cadáver, y aquí mis versos;
la coartada: escribo, luego existes.
Los labios vacilan en ese borde
a más de veinte colillas a la hora.
Toma mi voz más fuerte que mi mano,
empezaremos abeceando besos.
Sobórname con tu boca: Convénceme
que vale la pena morir de nuevo.
No temas, sé tú en el aire, sin más
principio que tu propia transparencia.
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