En oscura prisión voy naufragando
mientras me evado de diez mil prisiones;
cada paso que doy lo doy pensando:
menos que esto ha costado paderones.
No más soñar, no más canciones;
ni siquiera aquellas concebidas
o por el estertor de mil heridas
o por el azar de improvisaciones.
Del infierno al final vamos llegando,
cúmulo fijo de resoluciones
no por horribles menos conocidas.
a éste un par de medias le voy dando;
a aquél, del calzoncillo los botones.
Lo demás se acabó, era mi vida.
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