Fragmento extraído de El corvacho
del Arcipreste de Talavera
Que la tierra y los cielos debía temer y absolver a los tales en cuerpos y ánima como malvados brutos, animales de juicio, seso razón y entendimiento carecientes, pécoras salvajes de naturaleza fallecientes y contra natura usantes, contra natural apetito ¡Oh diablos infernales! No esperan rendición, ni creen ser justicia ni juicio ejecutorio e nuestro Señor, que así a ojos abiertos se van a poner en las vivas llamas del infierno. Ved, señores, los que esto leéis que oistéis, vistéis, entendéis, que os parece cómo se acerca el fin del mundo, pues no es temido Dios ni su justicia, y la vergüenza toda está ya en las gentes perdidas, tanto que todo va a fuego; que ya no valen los castigos que fueron de Sodoma y Gomorra y los hombres que a fuego por esta razón son muertos y cada día por nuestros pecados mueren. Demás t diré que, de la segunda materia de los que ahora dije, más de ellos aborrecen las mujeres, escupen de ellas y alguno no come cosa alguna que ellas aparejasen, ni vestirán ropa blanca que ellas enjabonasen, ni dormirán en cama que ellas hicieran. Si les hablan de mujeres ¡Alza, Dios, tu ira! que se dejan decir y hacer de fingida honestidad; y después andan tras los mozuelos, besándolos, halagándolos, dándoles joyuelas, dineros, cosillas que a su edad conviene. Así les ríe reojo, mirándolos como si fueran hembras. Etc. No diré más de esta corrupta materia y abominable pecado.
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