Un poema de Narcís Comadira
Quizás no lo sabe el dios absorto en su mármol,
que otro dios de carne altivamente se lo mira.
Es mucho más poderos: está vivo y se mueve
y, aunque mortal, mucho más perfecto.
Si las formas del cuerpo son casi las mismas,
¿por qué preferimos el cuerpo del dios antiguo?
Todo esto reflexionaba Licino cuando la Musa
al oído, sí lo sorprendió para decirle.
Míralo bien, que el chico se va a tomar un té
saliendo de aquí, a un Wimpy, y a dormir con la girl-friend
quizá por Candem Town…
En las últimas del British, un pequeña lluvia
resbalaba llorosa por canales y tejados.
Quizás no lo sabe el dios absorto en su mármol,
que otro dios de carne altivamente se lo mira.
Es mucho más poderos: está vivo y se mueve
y, aunque mortal, mucho más perfecto.
Si las formas del cuerpo son casi las mismas,
¿por qué preferimos el cuerpo del dios antiguo?
Todo esto reflexionaba Licino cuando la Musa
al oído, sí lo sorprendió para decirle.
Míralo bien, que el chico se va a tomar un té
saliendo de aquí, a un Wimpy, y a dormir con la girl-friend
quizá por Candem Town…
En las últimas del British, un pequeña lluvia
resbalaba llorosa por canales y tejados.
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