Fragmento extraído de la novela
El edificio Yacubian de Alaa Al aswani
Chez nous es una expresión francesa que significa “en nuestra casa” El local, unos escalones por debajo de la calle, con una iluminación tenues incluso de día, gracias a unas cortinas gruesas, la gran barra a a la izquierda, las mesa de madera natural, barnizadas de color oscuro, las antiguas lámparas de estilo vienes, las obras de arte grabados en madera y bronce colgadas en la pared, las letras latinas grabadas en los posavasos y las grandes copas de cerveza, todo eso da al bar un cierto aspecto de pub inglés. en el verano cuando entres al Chez nous, dejando atrás la calle Soleiman Pachá, con el bochorno, el ruido y la congestión, y te sientas para tomar una cerveza halada en medio de la quietud , con la refrigeración y la iluminación suave y reconfortante te sientes en seguida como si te hubieras escondido de la vida cotidiana. Esta sensación de privacidad es la que más lo distingue, que originariamente se había destacado como un lugar de encuentro de homosexuales, tal como consta en más de alguna guía turística. Su propietario se llama Aziz, pero le llaman “el inglés” sobrenombre que se deba a su parecido con los ingleses: piel blanca, cabellos rubios y ojos azules. Es homosexual y dicen que era el compañero del viejo griego propietario del bar, que se enamoró de él y le cedió el local antes de morir... Corre el rumor que organiza orgías para facilitar homosexuales a los turistas árabes, y también que del negocio obtiene beneficios que le permiten pagar los sobornos necesarios para librarse de las fuerzas de seguridad. Es de complexión fuerte y tiene facilidad de palabra. Bajo su vigilancia y cuidado, los homosexuales se reúnen en su bar, hacen amigos y se liberan de las presiones sociales que les impiden manifestar sus inclinaciones.
Los locales de los homosexuales son como los antros de hachís y los sitios de juego ilegal. Allí acuden todo tipo de clientes, de capas sociales y de diversas edades, profesionales y trabajadores de oficios varios, jóvenes y mayores, todos unidos por la homosexualidad. Los invertidos, igual que los carteristas, atracadores y todos los colectivos que están en el margen de la ley y de las costumbres, se han inventado un lenguaje particular que les permite comunicarse entre ellos sin dejar de ser entendidos por los otros. El homosexual pasivo lo llaman codiana y le ponen un nombre femenino, como Angie, Fátima, etc. Al activo lo llaman burgul y si es un hombre inculto y sencillo burgul seco. Del acto sexual lo llaman encuentro “wasla”. Entre ellos intercambian diálogos secretos con algunos movimientos de las manos. Si uno aprieta la mano del otro, significa que lo desea; si mientras conversan uno aguanta levantado el dedo índice y lo mueve de un lado a otro, se interpreta como una invitación a un encuentro, y si señala el corazón con un solo dedo quiere decir que le ha robado el corazón. Aziz el inglés, se preocupa mucho por la comodidad de los clientes del Chez Nous, pero no les permite actitudes fuera de lugar. Avanzada la noche, a medida que se exceden en la bebida, como pasa en todos los bares, más alzan la voz, cuando se mezclan y se caldean, y gritan porque todos quieren hablar. Pero en el Chez Nous, cuando los borrachos se libran al vicio y la excitación e intercambian palabras de flirteo y chistes ofensivos, o si alguno estira el dedo para acariciar el cuerpo del amigo, interviene enseguida el inglés, que se aplica para poner orden: comienza en voz baja y educada para acabar, si es necesario, amenazando con expulsar a lo clientes conflictivos. Muchas veces el inglés se exalta poniéndose rojo y regañando al homosexual que se ha ultrapasado en su deseo. “Escucha, mientras estés en mi casa, compórtate. si te gusta tu amigo, te lo llevas, pero aquí no lo toques”.
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