Fragmento extraído y traducido
de la novela Tallats de lluna
de la novela Tallats de lluna
de Mª Antonia Oliver
Mira, ya sabía que me echabais fuera, y sabía que, me tirabais porque en esta santa casa no podéis consentir que haya homosexuales, sean hombres o mujeres. Y por tanto, como que habéis sabido que yo lo era, que me había ido con mi amigo a pasar una especie de luna de miel, habéis pensado que estas desviaciones, estos pecados, estas enfermedades, os podían provocar el caos. Y como en esta santa casa es privada, pero está dentro de una sociedad que es muy tolerante, habéis visto que no podíais largarme fuera, porque era de la acera de enfrente, que hoy en día ya no es puerta, que yo podría armaros un cirio tremendo. Habéis tenido miedo de que todas las maricas de Barcelona y cercanías no vinieran al colegio y os dieran por culo a todos, niños, niñas, profesores profesoras, bedeles, señoras de la limpieza, secretarias y telefonistas… Y te has inventado toda una sarta de mentiras, mezcladas con algunas verdades, eso sí para que yo no pudiera denunciaros por intolerantes por discriminadores sexuales. Francamente, te creía más inteligente. No pienso denunciaros por intolerantes con la sexualidad de cada uno ni por mentirosos. Pero lo sois. He venido para deciros que los sois, que lo eres. Y que… - ¡Fuera de este despacho, maricón de mierda! gritó, entonces, sin poder contener. Yo me puse a reír. Tenía ganas de llorar, pero en lugar de llorar, estallé. Era una risa amarga, abatida, pero él no la distinguió. ¿Lo ves? ¿Lo ves que es por eso? Claro que sí, Aquí no queremos degenerados…
Mira, ya sabía que me echabais fuera, y sabía que, me tirabais porque en esta santa casa no podéis consentir que haya homosexuales, sean hombres o mujeres. Y por tanto, como que habéis sabido que yo lo era, que me había ido con mi amigo a pasar una especie de luna de miel, habéis pensado que estas desviaciones, estos pecados, estas enfermedades, os podían provocar el caos. Y como en esta santa casa es privada, pero está dentro de una sociedad que es muy tolerante, habéis visto que no podíais largarme fuera, porque era de la acera de enfrente, que hoy en día ya no es puerta, que yo podría armaros un cirio tremendo. Habéis tenido miedo de que todas las maricas de Barcelona y cercanías no vinieran al colegio y os dieran por culo a todos, niños, niñas, profesores profesoras, bedeles, señoras de la limpieza, secretarias y telefonistas… Y te has inventado toda una sarta de mentiras, mezcladas con algunas verdades, eso sí para que yo no pudiera denunciaros por intolerantes por discriminadores sexuales. Francamente, te creía más inteligente. No pienso denunciaros por intolerantes con la sexualidad de cada uno ni por mentirosos. Pero lo sois. He venido para deciros que los sois, que lo eres. Y que… - ¡Fuera de este despacho, maricón de mierda! gritó, entonces, sin poder contener. Yo me puse a reír. Tenía ganas de llorar, pero en lugar de llorar, estallé. Era una risa amarga, abatida, pero él no la distinguió. ¿Lo ves? ¿Lo ves que es por eso? Claro que sí, Aquí no queremos degenerados…
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