26.6.08

DOS EPITAFIOS ANÓNIMOS S. III DC




Vivió en los ojos de un joven poeta

y entró aunque nunca se lo mereciese
en el sueño de los elegidos.
Arrastró a la ruina a muchas bocas,
mas siempre besó la misma ceniza.
Gozaba alargando sin más las noches
(sin duda fue un puto maravilloso)
Pero el tiempo le pasó la factura.
Nadie le lloró, ni falta que le hace.
Ahora un ángel de soledad lo cubre
de olvido, en otra tierra, en otro reino.
Sirviéranle estos versos de escarmiento.

Sabed, que bajo este mármol mordido

por el tiempo, la lluvia musgo y polvo,
reposa alguien que en sus días lejanos
persiguió la belleza de este mundo.
Amó el mar, el sol, la música, los libros.
Amó el arte y también a los muchachos.
Mas no preguntéis cual fue su nombre,
ni a qué menesteres se dedicaba,
ni desde cuándo es silencio y olvido.
Descansad, pues, plácidamente un rato
bajo esta sombra de ciprés oblicua
y continuad, tranquilo, vuestro viaje.

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