25.6.08

CUATRO RUBAYATS de Zahid al Vamiq


Cuando lo vi, pensé: parece un ángel.
Ebrio estoy, pero es bello como un ángel.
Lo miré a los ojos y voló mi alma.
Cierto, no tiene alas, pero es un ángel.

* * * *
No me toquéis: estoy hecho de fuego.
Ahora mi pecho es la casa del fuego.
Desde que me encendió su dulce boca,
ardo y ardo en una hoguera sin fuego.

* * *
Ése, que ahí veis, es mi tierno Amigo.
Anoche le robé un beso de Amigo
y Él con los ojos mojados me dijo:
¿por qué robas lo propio del Amigo?

* * * *
Nada tengo: la paz es mi tesoro.
Regalé mis reinos y mis tesoros.
Se los di al Amado y soy más dichoso.
En las ruinas se esconden más tesoros.

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