12.11.12

EL PEDÉ

Fragmento extraído de la novela
Pao-Pao de Vittorio Tondelli


Pero hay más. Luigi de Forli, que fue llevado al grupo de la Sonrisas ya que dormían en la misma habitación. Es un chicarrón de veintitrés años, de aspecto muy americano, sobrealimentado, con l amandíbula ancha, un poco caída, los dientes pequeños ya filados, los labios carnosos,y los hombros embutidos. Parece que es un campeón de natación o alguna cosa parecida, sisemos de ser sinceros la expresión de maricón la tiene toda; lo cierto es sin embargo que es un pederasta, es decir que se lo monta con chiquitos que tienen un máximo de trece años. El pedé no nos es nada simpático a nadie, no por sus gustos, sino por que insiste en decir que no llega  a hacer nada con sus amiguitos del cursos “Natación y salto”, sólo los quiere, sencillamente los quiere. Y todos nosotros que decimos ok, muy bien, pero explícate, por favor. Y él comienza a hacer todo un discursos, que él a los alumnos los limpia y los lava y los mira y los enjuaga y los enjabona pero nada más, si tiene que follar lo hace con una mujer porque ciertamente él no es homosexual, nunca ha estado y nunca lo será. Comenzamos a no entender nada condenado de Luiggio! Y él bien, yo sólo hago cosas limpias, ¿me entendéis? Yo me siento limpio en mi interior cuando amo a mis chavales, siento una cosa limpia que no tiene nada que ver con los maricones o estas cosas; en efecto antes de mí había otro instructor y todos sabían que era sí, es decir, una loca, y este de hecho , iba de duro y nos odiaba a muerte, más tarde lo pillaron en casa con menores en una orgía y creo que ahora está dentro, pero al principio nadie lo creía, los chavalitos volvieron a casa y decían mamá, mamá el instructor es de los que da por el culo y las madres vete de aquí, quien te ha enseñado a hablar de esa manera? Es decir que los chavales estaban hartos porque no sólo les daban por ahí, sino que en casa  sólo podía decir que aquel señor les hacía cosas extrañas, y no podían decir más porque la mariquita era muy respetada y estaba más allá de toda sospecha. Bien, después intervino el capellán, que escuchó todas estas quejas de los chicos, y organizó todo con el sargento y cosas así; en resumen, creo que aquel aún está dentro. Pero estas cosas no las hago, yo estoy limpio, no como vosotros que sois unos degenerado.




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