30.10.12

UN POCO DE ESCATOLOGIA



Fragmento extraído de la novela
Pompas fúnebres de Jean Genet

Paulo tenía las nalgas velludas, pero con un vello rubio y rizado. Hundí la lengua, hurgué lo más allá que pude; me embriagué del olor inmundo. Con el bigote saqué, para mayor alegría de mi lengua, algo de ese barro que el sudor y la mierda desleían entre el rizado vello de Paulo; busqué con mi hocico de cerdo, me enfangué, llegué a morder: quería destrozar los músculos del orificio y meterme entero, como la rata del célebre suplicio, como esas ratas, que en las alcantarillas de parís se han comido a mis soldados hermosos. Y de pronto se me cortó el aliento, me rodó la cabeza y se me quedó un momento inmóvil apoyada en una nalga como en una mullida almohada. No le había soltado la cola a Paulo, ya que de espaldas y con los pies en el suelo seguía con los ojos abiertos. Llevaba todo el traje desde el cuello hasta la bragueta, desaliñadamente abierto, y estaba descansando un rato. Fui subiendo despacio por el costado de Paulo, lo besé en la oreja, y mientras me colocaba de espaldas, susurré: “Ahora, tú, cariño”

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