24.10.12

QUIERO LLORAR


Fragmento extraído de la novela
El cordero carnívoro
de Agustín Gómez Arcos


Como loco, te echas sobre mí. Te veo y te siento. Te respiro. Me gustaría acabar con esta hemorragia de angustia. ¡Te lo juro! Pero mi otro yo sigue gritando, como si se hubiese averiado en el preciso momento en que el sufrimiento cruzó la barrera de la mente para llegar a la experiencia física. Me cubre con tu cuerpo palpitante. Y ya no sé si son tus palabras de dentro o las de fuera, las que oigo. Pero las oigo. Mientras me asfixio. Tus labios enloquecidos por toda mi cara, como compresas calientes que intentaran bajar una fiebre. Fiebre por el absceso que soy, en mi integridad. Que debe reventar de una vez por todas. Me callo. Sólo se oye en el cuarto, envuelto en el sudor de la crisis, un latido alocado. El de tu corazón. Pero ahora, loco de alegría. Eso creo. Loco de alegría, porque tu boca sigue, minuciosamente, los antiguos caminos de mi cuerpo, en los que antes se perdía. Tus palabras renacen en el mismo punto en que murieron hace siete años, el día de nuestro adiós. Tu voz no ha viajado, no ha dado órdenes, no ha hablado con nadie, ni en oros idiomas. Sigue siendo la voz de mi hermano Antonio, aunque haya perdido su musicalidad de la adolescencia y ha ganado una nueva intensidad. Me echo a llorar. Quiero llorar. En silencio. Sé que lloro por todos  mis poros; que todos los ojos que habitan en mí lloran conmigo. Tú, te bebes nuestras lágrimas en mis ojos, antes de que me ensucien la cara, como si quisieras emborrachar… Te alimentas de nosotros. Pero sé que no quieres que pare, porque de verdad, necesitas alimentarte de mí. El pijama empieza a molestarte. Te lo quitas, Y te integras en mí. Ya no hay más palabras.

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