Fragmento de los Diarios de Keith Haring
Los tíos tan puñeteramente guapos me ponen de los nervios. Como ese tío del metro que se ha sentado a propósito con las piernas bien abiertas. Me observaba y le encantaba que le miraran. o ese chico del bar. Está buenísimo. Me he quedado plantado delante de él pensando todo el rato “está buenísimo” Me he buscado una excusa para hablar por teléfono y poder quedarme a su lado un poco más, sólo un ratito más. Esos chicos tan monos, tan mono, bonísimos. No hago más que mirarlos y es peor, porque solamente miro y tengo una imaginación increíble Puedo tener a todos esos chicos, a cualquiera de ellos, a todos, por la noche, estando solo y a oscuras en mi habitación, en la imaginación solamente, con sus ojos oscuros, su pelo negro, sus fantásticos cuerpos y sus miradas penetrantes. Hace poco leí en un ensayo de Jean Genet: “Gruesos penes voraces que surgen de un lechote rizos oscuros” Por eso lo escribo ahora. lo escribo para sacarlo de dentro de mí., para no pensar más en ello y para dar otra forma da esa energía. Esa energía, la energía sexual, es quizás el impulso más fuerte que siento. ¿ Más fuerte que el arte?
No hay comentarios:
Publicar un comentario