Un poema extraídos del libro
La pradera de las gacelas
¡Oh el esbelto! ha tomado a la belleza
por vestido! Y ella ha posado sus bordados
ornamentos sobre sus dos mejillas,
una suave pelusa aromada de almizcle.
¡Cómo sabe usar sus párpados,
el muy coqueo, el experto en artificios!
¿ la mirada que filtran sus ojos?
Una flecha disparada al corazón
de sus víctimas, cuya perdición firma.
Unos pasos suyos, con ese contoneo,
y la vida cesa de latir en todos los corazones.
¿No es un milagro ver que lo móvil engendra inmóvil?
¡Oh el esbelto! ha tomado a la belleza
por vestido! Y ella ha posado sus bordados
ornamentos sobre sus dos mejillas,
una suave pelusa aromada de almizcle.
¡Cómo sabe usar sus párpados,
el muy coqueo, el experto en artificios!
¿ la mirada que filtran sus ojos?
Una flecha disparada al corazón
de sus víctimas, cuya perdición firma.
Unos pasos suyos, con ese contoneo,
y la vida cesa de latir en todos los corazones.
¿No es un milagro ver que lo móvil engendra inmóvil?
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