21.6.10

UN POEMA DE MUHAMMAD AL NAWADJI


Deseé que llegara el pelo
a sus mejillas, desde que hizo alarde
de seguridad y orgullo.

Dios entonces le otorgó una buena barba
y así añadió
a mi anhelo un anhelo distinto.

Por cada pelo que llegaba a su mejilla
lanzaba yo un nuevo suspiro
inspirado en la nostalgia que brotaba en mi corazón.

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