Fragmento extraído del relato
El hombre de mis sueños
de Rick. Reed
Y allí estaba de nuevo el hombre latino de mi fantasía. En esta ocasión no iba desnudo, aunque no por eso resultaba menos atractivo. Estaba apoyado contra una pared de ladrillo. Su cuerpo se encontraba parcialmente a oscuras a causa de las sombras, aunque no lo bastante como para no dejarme ver un atisbo de algo capaz de dejarme sin respiración. Su cara estaba casi oculta por la penumbra., pero sus bronceados y bien dibujados rasgos emergían de las tinieblas: estaban allí una vez más la barba de varios días, los claros ojos verdes y su perfecta sonrisa. Se había levantado una de esas camisas ajustadas y sin mangas que los políticamente incorrectos atribuían a los maltratadotes de mujeres, dejando al descubierto un perfecto bronceado estómago, plano y definido, reluciente por el sudor. Un increíble sendero de vello, que yo seguí con la mirada serpenteaba hacia abajo. Con una mano se bajó los deshilachados vaqueros hasta las rodillas, mientras con la otra se estrujaba la polla. Hizo una pausa para dejar caer lentamente n escupitajo desde su boca hasta la cabeza violácea de su polla y acto seguido empezó a mover la mano arriba y abajo. Tenía una polla larga y gruesa, con un prepucio oscuro que mostraba y ocultaba alternativamente su brillante punta. Se me hizo la boca agua. De los labios le colgaba un cigarrillo; la punta de su polla brillaba y se oscurecía alternativamente cuando movía el prepucio, haciéndome señas para que me acercara…
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