14.10.09

LIGUES DE PARQUE


Fragmento extraído de la novela
Las noches salvajes de Cyril Collard


Para combatir el dolor, había de bajar hasta la abyección a la cual recorría regularmente. Bajo el puente de Grenelle está el paseo de los cisnes; en cambio no hay ninguna luz que ilumine la noche. Formas humanas se encuentras, a excepción de que no sean cisnes negros, de Australia. Un chico con la cabeza afeitada, que llevaba unos pantalones ajustados y unas rángers, me puso contra una pilastra de las que sostienen el puente. Me hundió la rodilla en los cojones. La Maison de la radio brillaba delante, cuando el rostro del payo, se movía y lo desenmascaraba. Me escupió en los labios. Yo me meé en las manos y me restregué los meados en la cara. Olvidaba. Es el mes de Agosto. París está vacío, vacante, una ciudad con las entrañas tibias y ofertas donde adivino cuerpos que se pasean alrededor. Me pongo los tejanos, una camiseta y una chaqueta, y me voy a encontrar estos cuerpos mezclados. Un tipo alto y moreno, pelo de cepillo, pantalones de cuero. Las manos nos van directamente a las braguetas. Ni una palabra. Me pone contra una columna de hormigón, me obliga a que me arrodille, me coge la boca contra su polla empalmada bajo el cuero. Resbalo a lo largo de sus piernas, me extiendo de espaldas, me revuelco entre el polvo. Él pesa sobre mí la suela de sus botas, encima de los muslos, el torso, la bragueta. Saco la polla, me la pelo entre el polvo levantado por mis contorsiones de placer, descargo en el vientre. El goza encima de mí. Su esperma me cae encima de la cara y en le pelo. Se aleja, entra dentro de las sombras. Me levanto y camino a lo largo del muelle hacia el mundo de la superficie.

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