1.9.09

EL LORD VAMPIRO


Fragmento extraído del relato
Los dioses carnales del mediterráneo
de Jean Lorrain


El mediterráneo de la luz, posee también dioses crueles. La carne es dorada, pero precisa de los sacrificios indómitos de la noche. Como se temía el barón de Prats, nuestro enfermo amigo (sediento en un afán de curación) Había bajado los abismos del puerto en Marsella, y había visitado un cabaret infame que se llamaba la Perla, donde no llevaría a nadie a quien quisiera bien, había sido advertido, sin duda. Hermosos marineros, casi muchachos lampiños, con los ojos ofídicos del que se ha habituado a robar, hacen relucir sus navajas junto a pintadas prostitutas que lloran de amor insaciado, como viejas hermanas incestuosas. Un acanallado lord inglés ofreció esa noche quinientas libras por beber la sangre del ángel. Así dijo. Uno de aquellos marineros, con cuerpos apolíneos y rostros de Luzbel (aquel era, sin duda, el más hermoso de todos ellos) debía permitir que le hirieran levemente en un muslo para que el vampírico milord bebiese aquella sangre joven, como los emperadores y las grandes augustas de Roma hacían con los más afamados gladiadores, buscando fuerza vida…

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