8.6.09

UN POEMA DE CARLOS PUJOL


En este claro de otoño conversamos
tú y yo de nuestras cosas, de hombre a hombre;
te recito poemas que me gustan
o canto el repertorio de Gardel
a media voz, Glenn Miller y la Epístola
moral a Fabio; me sonríes
ante tantas locuras
que no he contado anadie.
hago muecas, abuso
de los diminutivos más ridículos,
y como estamos solos
¿quién va a pedirnos cuenta de portarnos
extravagantemente?
Cuando me miras tengo la certeza
de que intuyes cuál es la situación
y de que estás l cabo de la calle.
Te duermes agarrado a mi camisa
para soñar con un gigante bueno
que tararea versos como nanas.

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