19.6.09

PREGUNTABA POR LA CALIDAD


Un poema de Kavafis

Desde la oficina donde lo habían tomado
para un puesto insignificante y mal pagado
(como ocho liras al mes: con los extras)
salió al terminar su maldito trabajo
donde la tarde entera había estado agachado:
salió a las siete, e iba caminando lentamente
haraganeando por la calle.- Hermoso,
e interesante: de tal modo que mostraba haber llegado
a su plena realización sensual.
Los veintinueve años, los había cumplido el mes pasado.
Vagaba por la calle, y por los pobres
pasajes que llevaban a su casa.
Al pasar frente a un pequeño negocio
donde vendían unos artículos
falsificados y baratos para obreros,
vio dentro una cara, vio una figura
que le atrajo y entró, como buscando
ver unos pañuelos de color.
Preguntaba por la calidad de los pañuelos
y cuánto costaban con voz ahogada,
casi apagada por el deseo.
Y de igual manera vinieron las respuestas,
distraídas, en voz baja,
con un consentimiento subentendido.
Seguían hablando sobre la mercancía -pero
único objetivo: que se tocaran las manos
sobre los pañuelos; que se acercaran
los rostros, los labios como por casualidad:
un contacto momentáneo del cuerpo.
Rápida y furtivamente, para que no se diera cuenta
el dueño de la tienda que estaba sentado al fondo.

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