Un soneto de Severo Sarduy
Omítemela más que lo omitido
cuando alcanza y define su aporía,
enciende en el reverso de su día
un planeta en la noche del sentido.
A pulso no: que no disfruta herido,
por flecha berniniana o por manía
de brusquedad, el templo humedecido
(de Venus, el segundo). Ya algún día
lubricantes o medios naturales
pondrás entre los bordes con taimada
prudencia, o con cautela ensalivada
que atenúen la quema de tu entrada:
pues de amor y de ardor en los anales
de la historia la nupcia está cifrada.
Omítemela más que lo omitido
cuando alcanza y define su aporía,
enciende en el reverso de su día
un planeta en la noche del sentido.
A pulso no: que no disfruta herido,
por flecha berniniana o por manía
de brusquedad, el templo humedecido
(de Venus, el segundo). Ya algún día
lubricantes o medios naturales
pondrás entre los bordes con taimada
prudencia, o con cautela ensalivada
que atenúen la quema de tu entrada:
pues de amor y de ardor en los anales
de la historia la nupcia está cifrada.
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