Un poema extraido del libro
Vici(o)situdes de J. Ricart
Eran otros tiempos, éramos jóvenes.
Los amigos y el amor eran fáciles
para un par de putos como nosotros.
Teníamos empapelado el cuarto
de carteles mangados de chulazos.
Tú querías ser drac-queen, yo chapero.
(una luna de blanca cocaína
guiaba nuestros pasos en la noche).
Queríamos ser goliardos como Wolfe,
“yonquis de poesía” como Bukowski:
hacer de cada noche un carpe noctem
sin saber muy bien qué significaba.
Chingábamos en servicios públicos,
en grandes almacenes: poca cosa
¡Hasta una vez nos pilló un segurata
y hubo mal rollo y casi la cagamos!
Siempre entramos por el morro a los sitios,
ni un puto duro, siempre por la jeta.
Algún abuelo pagaba las birras
o un colega nos pasaba unos petas.
Éramos felices aun con resaca,
durmiendo, zombis, la mona en la playa.
Teníamos todo el tiempo del mundo,
o al menos, eso entonces nos creímos…
Eran otros tiempos, éramos jóvenes.
Los amigos y el amor eran fáciles
para un par de putos como nosotros.
Teníamos empapelado el cuarto
de carteles mangados de chulazos.
Tú querías ser drac-queen, yo chapero.
(una luna de blanca cocaína
guiaba nuestros pasos en la noche).
Queríamos ser goliardos como Wolfe,
“yonquis de poesía” como Bukowski:
hacer de cada noche un carpe noctem
sin saber muy bien qué significaba.
Chingábamos en servicios públicos,
en grandes almacenes: poca cosa
¡Hasta una vez nos pilló un segurata
y hubo mal rollo y casi la cagamos!
Siempre entramos por el morro a los sitios,
ni un puto duro, siempre por la jeta.
Algún abuelo pagaba las birras
o un colega nos pasaba unos petas.
Éramos felices aun con resaca,
durmiendo, zombis, la mona en la playa.
Teníamos todo el tiempo del mundo,
o al menos, eso entonces nos creímos…
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