El albaAnuncian la mañana el frescor de la brisa,
la borrachera del amigo
y la luz débil de las lámparas.
El ruborEs un joven delgado, que, en su manto envuelto,
se diría una rama flexible retozando
al soplo del viento del sur.
Su rostro he visto en el espejo de mi fantasía
y he imitado el efecto de sus ojos en mi pecho.
No es de extrañar que el pensamiento mío
le hiera la mejilla,la magia obra de lejos, a distancia.
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