8.2.09

DOS SONETOS DE JUAN GIL ALBERT


I

Si unos tiempos mejores permitieran
que el amor que me inspiras exaltara,
como de nardos carnes en su vara,
unas trovas, alientos te ofrecieran.

Los susurros del campo juntos dieran
al resplandor que asomas en tu cara
violas, labios de amor, flautas que para
un mismo ¡ay! deseo te rindieran.

Pero no, que vedado la ley pía
ceño frunce a tan claro desatino
en mazmorras hundiendo la alegría.

Frondas en cambio presta el sano pino,
soledad, oros cautos muda vía
a este feroz impulso clandestino.

II
Mancebo que el amor por adornarte
cambió tu rumbo en mí pensando acaso,
no temiendo por ello su fracaso
que quererte fue cosa de mirarte.

¿Cómo no si era todo un anhelarte,
hasta encuentro casual que en el ocaso,
música fuimos dos que aún yo me abraso
rememorando sólo el escucharte?

Ve, dile tú si arrepentido muestras
ese camino inverso que me prestas,
que te libre en buen hora de mis alas.

Mas atiende, tu juventud temiera,
que librarte de mí, es bien pudiera
librarte al mismo tiempo de tus galas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario