30.7.08

LOS PELUCHES DEL CAMPO DE FLOSSENBURG


Fragmento extraído de

Los hombres del triángulo rosa
Heinz Heger



Al cabo de unos cuantos días todos los decanos de bloque y capos, o por lo menos la mayor parte de ellos, ya se habían provisto de un joven polaco como sirviente, a los que se les llamaba chicos de limpieza, aunque generalmente la función principal era servir como amantes, es decir, debían compartir cama con su jefe y ser solícitos con él. Pero para los jóvenes polacos, que en poco tiempo se vieron repartidos para estos propósitos, la situación no era demasiado incómoda, pues todos ellos se dieron cuenta con mucha rapidez de que si no aceptaban ser amantes de un notable, con la consiguiente ración extra de alimentación que esto conllevaba, pronto sufrirían el hambre y tendrían que trabajar tanto como los demás prisioneros. Fue así como los muchachos rusos, aceptaron de buen grado cualquier proposición que les supusiera un trabajo más liviano y un estómago más lleno.

Estos peluches o muñecos, como se les llamaba en otros generalmente tenían de 16 a 20 años. Pronto se volvían unos sinvergüenzas, pues sin importar lo arrogante que fuera su actitud con los demás presos, contaban siempre con la protección de su amigo entre posnotables. Por temor a venganzas de sus amos no se podía hacer nada en contra de los peluches, por lo que la solución más astuta consistía siempre en quitarse de en medio. Bastaba con observar su aspecto físico para advertir fácilmente quien mantenía algún tipo de relaciones con el decano de bloque o con un capo. En poco tiempo, gracias a la alimentación, los jóvenes polacos se pusieron lustrosos como capones, mientras miles de prisioneros del mismo campo de concentración padecían las consecuencias del hambre.

1 comentario:

Bruok dijo...

Sabes donde puedo descargar este libro?