30.6.08

LA SUMISIÓN DE ASTOR


Fragmento extraído del la novela
Mundo macho de Terenci Moix

Astor se había arrodillado ante mí y –lo crea o no lo crea usted- me besaba los pies. Que un joven tan alto y fuerte ofrezca tan increíbles muestras de acatamiento, no es algo que ocurra todos los días; de manera que, impulsado por el mal efecto que me producía, le di un puntapié en la boca. Él, por toda respuesta, apoyó la frente contra el suelo y expresó de nuevo su apasionado agradecimiento. -¡Levántate! – exclamé - ¡levántate de una vez perro! Y, si quieres serme útil, te ordeno me expliques inmediatamente a qué viene la extravagante alegría que me expresas…

- La alegría, la felicidad de ser humillado por Nebjeperura no tiene precio- dijo Astor levantándose, pero manteniendo siempre la cabeza baja- no hay nada que pueda comparársele… sólo tiene algún parecido con el tormento soportado en nombre de Epsamón Divino. Por ello te digo, monseñor; que a partir de de ahora, tu despotismo podrá disponer de mi vida; tu despotismo me libera, porque tú pasas a disponer de mi voluntad: ya no debo preocuparme por decidir. Porque tú m ordenas y yo no tengo más alternativa que obedecer ¡oh Nebjeperura! y puedes convertir mi cuerpo en un saco de carroña arrojada a los leones de tu zoológico, o puedes vestirlo de oro y llenarlo de dignidades , según te parezca, pero en cualquier caso, me liberas, porque, de hora en adelante, ya no necesitaré decidir…

La violencia, la crueldad, el orgullo, e incluso la belleza de que Astor diese pruebas anoche, durante la ceremonia, desaparecieron por completo, convirtiéndolo en un muñeco que oscilaba entre el miedo y el gozo; que temblaba y sonreía a la vez mientras uno de los efebos me ofrecía una bandeja de plata que contenía un látigo de cinco lenguas acabadas en puntas de hierro…

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