5.6.13

EN LA CONSULTA DEL DOCTOR REILLY



Fragmento extraído de la novela
La historia particular de un chico
de Edmund White

Quería superar aquello en que corría el peligro de convertirme, un homosexual, como si aquella denominación fuera un molde en l se helara el agua. La confusión el miedo y el dolor que  me asediaban  habían comenzado con la primera experiencia con el hombre al que pagué, se había intensificado con el silencio amistoso del señor Pouchet y había adoptado un tono misterioso con mi fascinación por la estatua de Rodin, y todo junto me había transportado a un código pensado tal vez, para burlar el mejor criptógrafo. Yo aprobaba las teorías del doctor y me dejaba a su total tutela, a que aprender aquellas ideas resultaba menos frustrante y peligroso que desembuchar las propias. Ahora comprendo que lo que yo quería era que me amaran los hombre y amarlos yo., y no ser homosexual. Me aturdía un deseo de conseguir la compañía de los hombres, de verlos, de tocarlos y olerlos, nada me dejaba tan paralizado como ver a un hombre afeitándose y vistiéndose con unos ritos suntuosos. Eran los hombres y no las mujeres los que me parecían extraños y deseables, y yo me disfrazaba de niño, de hombre, o de lo que hiciera falta para entrar en su mundo jerárquico y silencioso; tan perfecto era mi disfraz que continuamente estaba poniendo en duda mi identidad. Lo que me hacía falta era una gran habilidad, una coartada, o una acción convincente de mala fe, para convencerme a mí mismo de que no era un vampiro. Quizá mi homosexualidad era el síntoma de un desorden más profundo y al mismo tiempo más definitivo.

No hay comentarios: