10.6.13

DESCANSO



Fragmento extraído de la novela
Pompas fúnebres de Jean Genet

En la oscuridad, desde el rubio cabello hasta la punta de los dedos de los pies, que apuntaban al techo, rompían sobre el soldado muerto las negras olas del silencio y del sueño. los cuerpos de ambos muchachos se tocaban Tumbados boca arriba, Riton estaba a la orilla de Eric,, el vértigo podría hacerlo caer en él y ahogarse en los profundos remolinos, cuyo recorrido adivinaba, del pecho a los muslo, más misteriosos porque vivían bajo aquella tela fúnebre, que también ocultaba, como se esconde sin duda en las casas especiales, tras una cortina negra, un surtido de correas, de cinturones, de hebillas de acero, de látigos de carretero, de botas, que el crujir del cuero había evocado, cargados  con aquella fascinación de la muerte. Se quedó boca arriba, quieto, , mirando de frente hacia el fondo de la habitación, al que se le iban acostumbrando los ojos. Lo invadió el terror, pues no podía ver nada de Eric, pero registraba con todo el cuerpo la presencia de éste. La inquietud lo puso tenso. Echado sobre el costado derecho, es decir, dándole la espalda al soldado y sin que éste lo rozara, las cosas habrían sido diferentes. Boca arriba, lo habría visto, lo habría mirado atentamente, al tiempo que habría podido permanecer en lo hondo de sí mismo. Se empalmó-. No con una súbita rapidez, sino lentamente y a partir del momento en que tuvo la conciencia máxima de su inquietud, es decir, cuando Eric, cuya ropa rozaba la suya, estuvo completamente quieto. Poco a poco, notó que se le hinchaba la bellota, que se le movía dentro del slip y, cogiendo cada vez más fuerza, alzaba por su cuenta la cabeza hacia el vientre. Al fin  cuando notó la primera sacudida, el primer golpe, muy violento, comprendió su deseo. Se llevó la mano a la polla, y allí la dejó, por encima del pantalón y de la bragueta cerrada. Transcurrió media hora antes de que Riton tomara una decisión e hiciera el primer movimiento, si exceptuamos el rostro, que había vuelto hacia Eric. De repente, comprendió el auténtico sentido de su traición. Estaba enamorado de un hombre. Son cosas que pasan. Se estremeció de placer al pensar que estaba tan cerca de la meta. Lo quiero con loc.. Ni con el pensamiento llegó hasta el final de la palabra “locura” Nacida en las palabras “Lo quiero” la pasión siguió creciendo a gran velocidad y lo dejo sin aliento a mitad de camino de aquella palabra vertiginosa.

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