1.9.11

CIELOS INCIERTOS





Un poema de Dionisio Cañas


Un dios más cruel resucitó entre nosotros
subrepticio en el momento de la dormida
alcoba penumbrosa y humedad de mar
sal en el aire sabor a semen
a sudor de los bañistas arrastrándose adrede
en la playa cuando el sol se aleja y da
los colores derramados de un vaso de vino
tinto sobre un mantel azul intermitente
de faros de automóviles en una noche de verano
para que tú repases fríamente nuestra historia
y la lengua por mi espalda por la tuya mi lengua
expuestos a coger algo del frío de la brisa
que atraviesa el monótono aire acondicionado
las quejas de la gaviotas el pez muerto
sobre la mesa de un restaurante barato
algunas cervezas y el intermitente giro
de la cabeza de aquel otro cuerpo lentamente
hacia los ojos con horas de retraso
girando y dejándose descubrir la oreja el lado
primero de la mejilla el ojo oblicuo la nariz
lentamente el perfil pausada la mirada
como si una memoria ocupara el hueco espacio
desde los paisajes del pasado
llegando poco a poco a sus ojos
hasta quedar petrificados frente a mis ojos
y llenar el vacío entre las miradas con silencio
Sus abrazos desposeyéndome de ti
que con sorpresa sientes ya imposible
el antiguo y más hermoso pedido amor.


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