25.10.10

LOS CAMBIOS EN EL VILLAGE


Fragmento extraído de la novela
La bolsa de los juguetes de
David France


El Village experimentó cambios y abandonó su atuendo de pantalones acampanados y se visitó con prendas que distinguían a la comunidad gay gay gay; una multitud de diseños clónicos que imitaban las ropas de los trabajadores de la construcción, atletas, vaqueros. Había nacido la identidad de una comunidad la Greenwich Village había revitalizado y definido el legado de John Sloan. El nuevo pasatiempo de la nación lo constituía el nihilismo como dogma político y el sexo como sedición. Significaba adoptar roles, disfrazarse, engalanarse, follar de una manera que diferenciaba a los gays como una comunidad orgullosa y distinta, y no dejaba de lado el desprecio.

A plena luz del día, los hombres llenaban los muelles abandonados que se adentraban en el Huston, en la calle oeste, desnudos y satisfechos. Los muelles se convirtieron en un punto de referencia geográfica como Chelsea o el Soho. Lo mismo ocurrió con los coches que se refería a una zona bastante oscura debajo del puente elevado de la autopista del West Side, donde los vehículos de verdad se sacudían y traqueteaban sobre los amortiguadores gastados, al ritmo pasional de espasmos amorosos. The trucks era un pequeño aparcamiento del sur de la calle catorce que ofrecía reservados casi privados en medio de la fría anticuada masculinidad de los gigantescos remolques.

Ninguno de estos lugares se mantenía en la sombra, sino que eran puntos de reunión muy conocidos y frecuentados, donde la policía sólo aparecía de vez en cuando y los adolescentes armados con bates no solían aventurarse. Surgió una amplia oferta de ocales privados abiertos al público- bares y saunas como el St. Marks Baths, Evenhardt Baths que acogían a los interesados en investigar las áreas de la sexualidad positiva, desinhibida y liberada, sin sufrir las inclemencias de los elementos. La mayoría se encontraba a unas pocas manzanas oscuras el uno del otro. En las calles nocturnas que los comunicaban se escuchaba un concierto constante de chupeteaos y el golpe de las hebillas de los cinturones contra el suelo.

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