Un poema de J. Ricart
Sobreviví a la noche a mi manera
con historias de breves argumentos,
con cuerpos de borrón y cuanta nueva,
con caricias de puta agradecida.
Abracé al desconocido en la sombra
como si fuera un tronco a la deriva.
Hice el amor en sitios impensables.
lavabos, coches, parques, etcétera.
Recurrí al sexo rápido de urgencia
a últimas horas de la madrugada.
Si lo hice, fue necesidad, no vicio,
aunque todos opinen lo contrario.
Yo me confieso, hermanos: mea culpa.
No soy un santo, soy de carne y hueso
y un ochenta por ciento de agua sucia.
Imponedme un castigo en penitencia.
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