15.3.10

MANUAL DEL BUEN AMANTE


(Primera parte)

Fragmento extraído del relato
Un poco de intimidad, por favor
de Michael Lassell


Le desnudé, yo por supuesto. Me encanta desnudar a un hombre. Entró, cerró dos veces con llave y empezó a quitársela camiseta. Bajó los brazos y se me quedó mirando fijamente. La polla empezaba a sobresalir por la parte superior de mis Jockeys. Sonrió con dulzura, cabeceando de forma muy juguetona para apartarse los largos cabellos de los ojos. Coloqué una mano a cada lado de su cintura y me acerqué tanto a él que podía sentir en mi rostro el calor que salía de sus fosas nasales. Puede que midiera unos centímetros menos que yo, o sea que le faltaba un poquito para el metro ochenta. Deslicé mis manos hacia arriba, siguiendo la dirección de las costuras de su camiseta. Él respiró profundamente, expulsando el aire contra mi rostro. Levanté una mano y le acaricié los labios con un dedo. Eran grandes y carnosos, y los tenía ligeramente abiertos. Acerqué mis labios a los suyos todo lo que pude, aunque sin tocarlos. Ambos respirábamos pesadamente. Agarré su camiseta con las dos manos y tiré de ella bruscamente hacia arriba, sacándosela por la cabeza. Antes de que él bajara los brazos, volví a colocar mis manos sobre ellos, frotándole sus tupidas axilas con los pulgares, mientras le apretaba los omóplatos con los demás dedos. Tiré de él hacia mí y su cara se acercó a la mía. Antes de que nuestros labios se rozaran, soplé ligeramente sobre ellos. Él los abrió un poco más y se los humedeció con la punta de la lengua; con la punta de la mía, lamí con mucha delicadeza la parte de debajo de su labio superior y luego le masajeé los pezones con los dedos. Emitió un sonoro ah y dejó escapar un grito sofocado cuando se los pellizqué ligeramente; luego se los froté con los pulgares y soplé sobre su piel hasta que finalmente me puse de rodillas delante de él, respirando pesadamente contra la tela de sus Levis y su paquete.

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