25.11.09

UNA VIEJA MALICIOSA


Fragmento extraído del Satiricón
de Petronio

Entró entonces la maricona, el hombre más tiste del mundo, totalmente digno de aquella casa y después de llamar con palmas e hizo una especie de gemido, recitó los siguientes versos: Venid, venid aquí mismo, suculentas mariconas, alargad la pierna, apresurad el paso, volad, las piernas prestas, el culo activo y las manos descaradas. Tiernos o expertos, venid, eunucos de Apolo”. Cuando acabó de recitar estos versos me dio un beso absolutamente asqueroso y me llenó de babas. Acto seguido se sentó en mi cama y me arrancó violentamente la ropa, a pesar de mi resistencia. Se puso encima y durante un buen rato se restregó contra mis partes a base de bien sin conseguir nada. Por la frente le caían torrentes de sudor mezclados con maquillaje, y en las arrugas de las mejillas tenía tanto polvo blanco que parecía una pared expuesta a los embates de una tormenta. No podía contener las lágrimas más tiempo, y al límite de la desesperación, exclamé. ¡Por el amor de Dios, señora, no me habías prometido una maricona? él picó de palamas delicadamente y dijo: ¡Qué hombre tan agudo, qué fuente de sutileza! ¿Qué pasa? es que no has captado que a las mariconas se les llama así? Entonces, para que mi compañero no se salga mejor parado que uno dijo: seamos justos, y por qué Ascilto ha de ser el único que tenga vacaciones? Tienes razón, dijo Cuartila Que le pasen a la puta. Al oír eso, la maricona cambió de cabalgadura, y arañando a su compañero, lo rozó bien rozado con enculadas y besos. Gitón, de pie en el medio, se partía de la risa. Cuarilla, se fijó y le preguntó con mucho interés de quién era aquel chico. Yo le dije que era mi amiguito. Y entonces, ¿por qué no me das un beso? Lo llamó, se sentó a su lado y lo llenó de besos, después le puso la mano encima de la ropa y le meneó su tierna polla. Mañana será un buen aperitivo para mi furor, hoy después de una comida tan exquisita, no acepto vulgaridades.

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