Fragmento extraído de la novela
El padre de Frankenstein
de Christopher Bram
Son dos colegiales enzarzados en una lucha amistosa, con la diferencia que estos colegiales son hombres y de repente, no hay ninguna intención de pelea en el jugueteo de Whale. La calidez, la profundidad de una piel que roza otra piel dejan pasmado a Whale, que alarmado, mira a su amigo a los ojos. Tozer sigue sonriendo y retorciéndose, pero en sus ojos la expresión también ha cambiado. Las manos, aunque relajadas ahora siguen cogidas a las caderas de Whale. Éste se ha quedado sin aliento. ¿Besas a Lucy? le pregunta: “¿Cómo la besa?” Tozer está demasiado asustado para contestar. / ¿Así? Y le da un beso en la mejilla./ ¿ Así? y le da un besito rápido debajo del bigote / No, así dice Tozer en voz baja, y le coge la cabeza con las manos para mostrárselo. Ninguna experiencia anterior a toda la vida de Whale puede compararse con la confusa gloria de lo que siguió. Tozer es real, es un cuerpo cálido y velludo con un tenue sabor a licor a hierbas. Tratándose de pintura, el obrero pelirrojo siempre ha preferido los desnudos masculinos, y como sintiéndose culpable, siempre ha sabido qué quería de algunos hombres de carne y hueso; y ha satisfecho sus deseos en sueños. En medio de su alegría se imagina que se pasa el resto del día retozando con Tozer, una vez tras otra, y otra y otra. La gloria se traduce en frenéticos achuchones, jadeos y sacudidas. Y de golpe todo termina para Whale, con una sensación de plenitud que lo sorprende. La urgencia desaparece, pese a todo el amor que ahora siente por John Tozer. Las extremidades, enroscadas, están húmedas, tienen algo de indecoroso. Whale se da la vuelta y se echa de espaldas a mirar el cielo cubierto por unas nubes dignas de Constable- otro genio de las clases bajas- y una única línea truncada de humo negro que sube de la central eléctrica, a dos kilómetros de allí. Tozer está echado a su lado, todavía abrazado, su aliento húmedo le hace cosquillas en la nuca: Ha sido hermoso, Jim. mejor que con todas las chicas que he tenido / A mí también me ha gustado. Mucho. Pero ya no quiere nada más de su cuerpo, ni tampoco del de Tozer… excepto volver a dibujarlo. Pero cuando intenta separarse, Tozer lo abraza con más fuerza. No, quedémonos así un ratito. Estoy tan a gusto…
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