Fragmento extraído de la novela
La noche es virgen de Jaime Bayly
Fiel a mi naturaleza, dudo. Por un lado los chiquillos, por otro lado la coca. Y no es por nada, pero ésas son mis dos perdiciones: los tiros de coca-purita-sin-cristales que me pone los dientes tiesos, que rechinan, que se me quieren salir de las muecazas que terminamos haciendo a las seis de la mañana mis amigos del Cielo y yo, conocido como un tremendo pichanguero, pero también respetado, porque no cualquiera tiene un programa de televisión para decir todas las cojudeces. Pero también las pingas jóvenes.
Debo confesar que el chico de la moto me trae loco. Es uno de los príncipes del Cielo. Un chiquillo bajo, rubio, recetado, que siempre llega en moto y cuando me mira así, ojitos con su carita de pendejo, como diciéndome ya sé que eres bien pichanguero y bien rosquete, chico famoso de la tele. Y él mejor lo sabe mejor que nadie, en honor a la verdad, porque una noche de pichanga brava que estábamos durazos en el bulbito de la costa verde, le dije al chico de la moto si quieres te jalo a tu casa, y él me dijo okay, porque había dejado su moto en la puerta del Cielo, y subimos al Volvo y nos seguimos metiendo tiros y ninguno de los dos habló, porque somos tan cojonudos para hablar huevadas cuando estamos armados. le digo para dormir un ratito en mi depa del malecón que acabo de comprarme, y él atraca y subimos y nos echamos en la alfombra, y él no sé cómo se queda privado en el acto, dormido como un niño, y yo sufro, porque el chico de la moto está buenísimo y porque ya me empieza a picar el chico, y poquito a poco, como quien no quiere la cosa, me voy acercando a él, voy reptando como reptil hambriento de hombre, y siento cómo el corazón me hace pum, pum pum, porque mi sufrido corazón está bastante trajinado de tanta coca que me he metido. Sí, papito, necesito que me de por atrás. ¿Ya? hazme un afinamiento ¿Quieres? le pongo el culo y espero que el me abrace y me baje el blue jean y se me monte encima. Yo por tiesto y dispuesto a hacer las peores bajezas, chico de la moto. pero él se despierta y pone cara de suave, flaquito, no te pases, estás chocando con varón. Yo retrocedo, caballero y ni tan caballero, porque ya me delaté como loca de cuidado.
La noche es virgen de Jaime Bayly
Fiel a mi naturaleza, dudo. Por un lado los chiquillos, por otro lado la coca. Y no es por nada, pero ésas son mis dos perdiciones: los tiros de coca-purita-sin-cristales que me pone los dientes tiesos, que rechinan, que se me quieren salir de las muecazas que terminamos haciendo a las seis de la mañana mis amigos del Cielo y yo, conocido como un tremendo pichanguero, pero también respetado, porque no cualquiera tiene un programa de televisión para decir todas las cojudeces. Pero también las pingas jóvenes.
Debo confesar que el chico de la moto me trae loco. Es uno de los príncipes del Cielo. Un chiquillo bajo, rubio, recetado, que siempre llega en moto y cuando me mira así, ojitos con su carita de pendejo, como diciéndome ya sé que eres bien pichanguero y bien rosquete, chico famoso de la tele. Y él mejor lo sabe mejor que nadie, en honor a la verdad, porque una noche de pichanga brava que estábamos durazos en el bulbito de la costa verde, le dije al chico de la moto si quieres te jalo a tu casa, y él me dijo okay, porque había dejado su moto en la puerta del Cielo, y subimos al Volvo y nos seguimos metiendo tiros y ninguno de los dos habló, porque somos tan cojonudos para hablar huevadas cuando estamos armados. le digo para dormir un ratito en mi depa del malecón que acabo de comprarme, y él atraca y subimos y nos echamos en la alfombra, y él no sé cómo se queda privado en el acto, dormido como un niño, y yo sufro, porque el chico de la moto está buenísimo y porque ya me empieza a picar el chico, y poquito a poco, como quien no quiere la cosa, me voy acercando a él, voy reptando como reptil hambriento de hombre, y siento cómo el corazón me hace pum, pum pum, porque mi sufrido corazón está bastante trajinado de tanta coca que me he metido. Sí, papito, necesito que me de por atrás. ¿Ya? hazme un afinamiento ¿Quieres? le pongo el culo y espero que el me abrace y me baje el blue jean y se me monte encima. Yo por tiesto y dispuesto a hacer las peores bajezas, chico de la moto. pero él se despierta y pone cara de suave, flaquito, no te pases, estás chocando con varón. Yo retrocedo, caballero y ni tan caballero, porque ya me delaté como loca de cuidado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario