27.5.09

DISQUISICIONES DOMÉSTICAS



Fragmento traducido del catalán, extraído
de la novela Sin cobertura de Dolors García

Tres años atrás, sólo me preocupaba ser gay porque no me podía casar con una chica. Aquella noche, sin embargo, mi preocupación ya hacía tiempo que había tomado caminos muy distintos. Lo que más me preocupaba era hacer daño a las personas de mi alrededor. Ya sé que eso puede sonar a un recurso de tontos, pero era lo que sentía. Tenía miedo de decepcionar a mi madre, a mis hermanos, a mis amigos, y sobre todo a Sendal. No había frecuentado nunca los lugares de ambiente. No había hablado nunca con gente como yo. Tampoco había estado con nadie. Siempre pensaba que tendría tiempo. Pero aquella noche sentía el deseo, más fuerte que ninguna otra vez. Pasé por delante del bar cien mil veces, alguna vez caminando deprisa, como si supiera muy bien hacia donde caminaba, me escondí detrás de un parterre que custodiaban un aparcamiento de motos. Incluso llegué a tumbarme en un banco, haciendo ver que dormía, con un diario encima de la cara, como he visto que hacían los vagabundos. Si alguien me hubiera visto, se habría muerto de la risa. Vi gente alrededor del bar. Sin embargo, no era ninguna aglomeración. Sólo de vez en cuando, alguien entraba o salía. Alguien iba solo. Pero también vi parejas y pequeños grupos de tres y de cuatro. Un día mi madre, mirando una teleserie de estas de producción propia que pasaban después de cenar, había dicho: “No, si ahora nos los encontramos hasta en la sopa. Un día iré a remover la olla y me saldrá un gay. Seguro” Uno de los personajes de la serie era homosexual y se trataba como la cosa más natural del mundo. A partir de aquel momento, me fijé aún más. Y era cierto que cada vez salían más. Pero una cosa era hacerlo ver y otra muy diferente era serlo, con todo lo que significaba aquello. Sabía muy bien que mi madre no tendría nada en contra de los homosexuales, como tampoco no tenía nada en contra de nadie, porque es la persona más tolerante que conocido nunca. Pero aquel comentario suyo me persiguió durante muchos días.

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