LA MIRADA
Los ojos de ese ciervo me asesinan.
Su languidez mi languidez provoca.
Desnuda sin cesar para matarme,
la espada son que sólo envaina el sueño.
LA MARGARITA ESCONDIDA
Allá al albor, nuestro copero grácil
llenaba y avivaba nuestros vasos.
Nos mostraba el jardín sus amapolas;
nos daba el arrayán su aroma de ámbar.
“Pero ¿y la margarita?”, “Del copero,
dijo el vergel, yo la celé en la boca”.
El mozo lo negaba, y a la postre
delató su sonrisa el escondite.
MADRIGAL A MUHAMMAD
Si alcanzara la rosa sus deseos,
ser quisiera la tez de tu carrillo.
Esmeralda es la murta, pero acaso
por tu aladar con gusto se trocara.
Y si al cielo le dieran sus antojos,
sol y luna cambiara por Muhammad.
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